- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Treinta y uno de diciembre

Trescientos sesenta y cinco días llegan a su fin, con ellos se van cientos de recuerdos e ilusiones, pero nacerán el doble. Es duro intentar valorar tantos días y ser objetiva. Mi  mente hace tiempo que dejó de ver la realidad y se acostumbró a maquillarla con un dulce tono pastel. Algunos de mis recuerdos son inventados, son todas aquellas fantasías que nunca logré cumplir. Otros son tan reales como la vida misma, esos son los peores de todos.  Ambos tienen una chispa de alegría, otra de tristeza y la última, pero no menos importante, de melancolía.

Comencé el año rodeada de personas que formaban parte de mi vida. Muchos de ellos se fueron de ella tan pronto como llegaron. Otros fueron como estrellas fugaces, hicieron una marca en mi piel que jamás será borrada y desaparecieron sin dejar rastro alguno. Pocos, muy pocos de ellos, siguen estando a mi lado cada día. Todos menos uno: él. Le añoro... La vida decidió tomar las riendas y llevárselo allí donde las nubes tocan fin. Me dejó un agridulce sabor y ocupó un grandísimo lugar en mi corazón, del cuál nunca desaparecerá.

Atrás quedarán los momentos de tristeza, guardados en el baúl de los lamentos y cerrados a cal y canto. Mas no debo ser desagradecida, a ellos les debo mucho de lo que ahora soy. Si algo he aprendido a lo largo de los años y la poca experiencia que me ha dado mi corta vida es que jamás podrá haber felicidad sin tristeza. La tristeza es tan necesaria como respirar cada segundo. Y la felicidad es tan necesaria como la sangre que recorre veloz mi cuerpo. Ambas deben ser aceptadas por igual. Y siempre tiene que estar presente que la vida no es de color rosa, ni gris, ni verde, ni azul. La vida es del color que tú quieras darle. La mía es turquesa.

¿Y la tuya... De qué color es?

sábado, 4 de diciembre de 2010

Breath me

- Pequeña, ten cuidado. Estás jugando con fuego cuando aún dominas la llama.


- ¿Por qué dice eso?


- Eres joven, mírate ante el espejo y dime qué ves.


- Veo... Me veo a mí.

- Bien, ¿Y qué más ves?

- Nada, sólo veo mi cuerpo.

- Puede que nunca te lo hayan dicho, el reflejo de tu mirada es la puerta que lleva hacia tu alma.

- No le entiendo... ¿Mi alma? ¿Qué es el alma?

- Cariño, es complicado. Es algo tan sumamente infinito, que las simples palabras que te pueda decir esta vieja anciana te harán creer que estoy loca.

- ¿Puede verla?

- Sí.

- ¿Cómo? ¿Yo también puedo?

- No lo creo... Sólo los ancianos podemos verla, dicen que la sabiduría recae sobre nosotros.

- ¿Y cómo es la mía?

- La tuya oculta muchos secretos tras de sí. Incluso para mí es difícil mirar a través de ella. Te seré sincera, pero escucha atenta y no se lo digas a nadie.

- Sí...

- El mayor arte creado se apodera de ti, el amor. Te venda los ojos y te muestra lo que él quiere. Te hace vivir de ilusiones, respirar deseos y dormir entre recuerdos. Tu corazón es sometido a torturas maquiavélicas. Su melodía es triste, tímida y olvidadiza, salta de un compás a otro sin tener en cuenta el del medio. Un camino de moras le envuelve, exquisito olor el suyo. Y su luz... Aquella que tiempo atrás brillaba con poderío, poco a poco va apagándose.

 
Recuerda pequeña... La vida no se mide por el número de veces que respiras, sino por el número de momentos que te dejan sin respiración.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Here without you

Unbelieve. Sonrisas. Timidez. Miedo. Cariñoso. Distancia. Peter. Lágrimas. Calor. Locura. Madrid. Sobreprotector. Atento. Atrevido. Sueño. Deseos. Amistad. Infinito. Paraíso. Frío. Veintitrés. Diciembre. Vida. Felicidad. Altruismo. Tú. Rap. Poesía. Agua. Fuego. Único. Tengo ganas de ti. Yo. Diez. Marzo. Veinticuatro. Febrero. Tres metros sobre el cielo. Risas. Dolor. Pavo. Inteligente. Cariño. Nosotros. Valiente. Sentimientos. Ocho horas. Once meses. Mario. Mariposas. Música. Escritos. Pensamientos. Ilusiones. Inolvidable. Solos. Anhelo. Recuerdos. Juntos. Amor. Siempre.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Love the way you lie

El tiempo pasa y se lleva consigo sueños anhelados, deseos tímidos y sonrisas asustadas. Palabras suenan a lo lejos, atormentan la paz y gritan salvajes. Corren como alma que lleva el diablo, buscan algo. Abren el baúl de los recuerdos, aquel que llevaba tanto tiempo cerrado. Son envueltas por promesas tristes, promesas infinitas, promesas mudas, promesas prometidas, promesas nunca cumplidas. Ella les está esperando. Valiente y decidida, mas solo son apariencias, la piel de lobo le siente muy bien al cordero. Frágil como el dulce pétalo de una rosa. Una rosa negra, negra por el dolor que emana de su ser. Agua brillante se desliza delicada por cada recóndito escondite de su rostro. Juega divertida haciendo surcos sin reparo. Tic, tac, toc. Pasan los segundos, el tiempo deja de ser su mayor aliado. Pum,pum, pum. Vuelan las horas, su esencia se apaga veloz. El último latido suena más fuerte que los demás, grita desgarrándole el alma. Yace inerte. Su mirada no brilla. Su sonrisa está apagada. Sus labios están sellados. Sus manos son porosas. Sus pies están fríos. Y ella... Ella está muerta.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juego de las mentiras

Juguemos a contar mentiras, diré esos pequeños detalles que odio de ti. El brillo de tu mirada que se hace destacar en medio de la oscuridad. Tu sonrisa, la más bella obra de arte creada. Las palabras que dices y mucho más las que callas. Los pensamientos que recorren esa gran cabecita. Las finas líneas que corren tímidas a lo largo de tu cuerpo. Tu pelo revoltoso que lucha enfadado contra el viento más despiadado. Sentir el vuelo de cientos de mariposas en mi interior. Oír gritar a los sueños y reír a los sentimientos, ver bailar a los deseos. Pero lo que más odio de todo es odiarte…

martes, 16 de noviembre de 2010

Perfect nightmare

Despojo mi cuerpo de ataduras, desnudo lo envuelvo entre sábanas de seda. Finos cabellos recorren mi piel, la rozan y beben de ella. Párpados traviesos cuentan historias mágicas, bailan acompasados y caen rendidos ante Morfeo. Fantasías recuperan el tiempo perdido. Ilusiones gritan desesperadas. Sueños nacen, crecen y viven por siempre. Lamentos quedan olvidados. Y suena… Es melodioso y dulce. Rápido y lento. Grande y pequeño. Atrevido y tímido. Iluso y desconfiado, es mi corazón.

viernes, 15 de octubre de 2010

Delirios

Cientos de veces he intentado buscar el sentido de mi existencia, haber creído encontrarlo, agarrarlo fuerte con mis manos y marchitarse entre ellas. Solía ilusionarme, sonreía y era feliz; o eso creía. Me sentía poderosa, llena de vida. Mi mente decía una cosa y mi cuerpo quería la contraria, estaba desconcertada. Mis expectativas eran complejas y entramadas,  nunca llegué a saber qué quería verdaderamente. Era una niña jugando a ser mayor, ilusa y sensible, delicada como el dulce pétalo de una rosa. Mis pensamientos no lograban desarrollarse, querían tener vida propia y luchar por su destino. Mi corazón era un músculo inservible, hacía su función vital y se desentendía de mí. Otra persona distinta a mí habitaba en mí ser, no me reconocía. Mis llantos eran débiles y mis suspiros eran mudos. Mis silencios eran sordos y mi vida estaba muerta. Dejé de ver la luz al final del camino, ni tan siquiera al principio podía verla. Yacía frágil en cualquier remoto lugar de este miserable mundo. Las mariposas volaron alto y no me llevaron con ellas, en el brillo de sus alas quedó mi alegría marchita. El presente estaba en blanco, el futuro parecía negro y el pasado hacía mella. Mi voz rogaba piedad, felicidad y amor…

viernes, 8 de octubre de 2010

Libertad

Presa entre barrotes de aire y orgullo, desdichada me dejo caer dejando atrás muestra alguna en mí de humanidad. Golpeo todo cuanto hay a mi alrededor, mas no hay sangre ni dolor. Grito desgarrándome la voz en vano, nadie llegará a escuchar nunca mis lamentos. Noto la llama de la rabia naciendo en mi interior, descontrolada y con fuerza reclama lo que le pertenece, aquello más preciado que la inmortalidad.  Lucho contra mis propios demonios, sin temor aparente. Me baño en un tibio y melodioso mar de lágrimas. Deslizo cada suave y delicada gota por mi cuerpo, me pierdo en profundos mares llenos de deseos anhelados. Mi mirada busca insaciable la salida, aquella que me dará la felicidad en la palma de mi mano. Dejo caer mis zapatos a un lado y me elevo… Rozo las nubes con las yemas de mis dedos, salto tímida entre ellas. Vuelo alto, no tengo miedo ni vértigo. Me dejo guiar por ellas, me ilusiono. Siento miles de mariposas recorriendo mi vientre con delicadeza, cierro los ojos y vuelvo a abrirlos entusiasmada. Mi mirada tiene brillo y está contenta, mi sonrisa reluce a kilómetros de distancia y mis sentimientos salen a la luz, dejan de esconderse.

Sé libre, vuela y vive; nunca es tarde para soñar.

Sueño anhelado

Deja volar tu mente, no tengas miedo y sumérgete conmigo en el mar de los recuerdos…

Un mísero segundo puede cambiar tu vida y devolverte lo más preciado de ella, el amor. Noche tras noche venían a mí recuerdos que jamás habían sucedido. Eran nítidos, vivos y llenos de belleza. Bailaban al son de mis sentimientos, los mecían entre sus brazos y les susurraban todas esas palabras que él les había dicho para mí. Cerraba los ojos y tarareaba nuestra canción. Le sentía cerca… Olía a él, un suave toque a fresa ácida. Sus manos acariciaban dulcemente mi larga melena y descendía hasta mi cuello. Su respiración cada vez estaba más entrecortada, su corazón latía sin cesar y luchaba por no rendirse. Sus besos eran suaves y cálidos, un pequeño calambre recorría mi vientre y se dirigía hasta mi corazón, lo acariciaba con cariño y le sonreía pícaro. Cada caricia despertaba en mí miles de sueños y deseos. Me perdía entre sus brazos y le miraba. Destellos verdes y marrones me hechizaban, me hacían volar alto, allí donde las hadas pierden su maravilloso polvo mágico y donde los sueños quedan más allá de tres metros sobre el cielo.

En ese instante, cuando crees que todo es tan perfecto como las tímidas y divertidas formas de una nube, el tiempo se para y marca una fecha, un día, una hora, cientos de segundos y miles de recuerdos…

domingo, 19 de septiembre de 2010

Dolor

Lágrimas nacen de mí ser, desde principio a fin, consiguen castigarme. Hacen surcos sin piedad en lo más hondo de mi piel. Me queman, se ríen y siguen su camino. Se deslizan delicadas sin temor.  Yo, en medio de la nada, huyo dejando atrás mis miedos.  No quiero mirar, no puedo hacerlo, algo me lo impide. Quiero correr, mas todos mis esfuerzos son en vano. Estoy paralizada, tengo miedo. Grito con fuerza en silencio, oigo mi eco perdiéndose sin ser escuchado. Tengo frío, mi cuerpo tiembla.  Lo siento, me rompo poco a poco. Me encojo en mí misma. Canto nuestra canción…

Aquella que tantas veces me devolvió la vida y ahora me la está quitando. Calambres recorren mi cuerpo, se apoderan de mí. Me hacen daño, arañan mi alma. Derriten el fuego de mi vida, se lo llevan, no tienen compasión alguna. Caigo en el olvido, mas ya no hay ningún sonido, incluso el silencio es vilmente perturbado. Por última vez lo oigo… Latido tras latido, se aleja.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Noche con un desconocido

Una simple decisión, elegir entre una cosa u otra sin tener demasiado tiempo para pensarlo. Tener la necesidad de ser rápida por miedo a perder esa oportunidad. Decido hablarle, la conversación es banal, pero me agrada. Pasan los minutos, dejamos de hablar. Sigo caminando por algún remoto lugar sin un rumbo fijo. Y ahí está él… Volvemos a hablar. Sigue siendo agradable conmigo, atento y divertido. Hablamos sin temores. Somos tal y como nunca antes habíamos sido. Me relajo y estoy tranquila, soy feliz. Palabra tras palabra, y así miles de palabras más. Palabras dulces, sencillas, cariñosas, alegres, tímidas, curiosas, divertidas y coloridas. Le miro, me mira. Tiene algo, no sé el qué. Me atrae, sonrío tímida y nerviosa. Le observo en silencio, me sonríe. Me gusta su sonrisa, es bonita y brillante. Sigue hablando, se calla y me observa. Me pongo más nerviosa, no sé qué decir o qué hacer, disimulo. Se ríe, lo ha notado. Me dice que le divierte ponerme nerviosa, la forma en la que miro, cuando me toco el pelo, cuando río y sonrío sin parar o simplemente cuando me enfado. Bajo la mirada. Estoy a gusto con él, es interesante e increíble. Y de repente, tengo miedo. Horas se convierten en días y días en años. Suspiro, confío en él. Me dejo llevar, camino despacio entre cristales, voy descalza, pero no me corto. Me protege. Me eleva a lo más alto en un segundo. Vuelo sin temor, el viento roza mi rostro. Me río, fuerte y decidida. La noche es nuestra, sólo nuestra.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lo importante no es lo que fui, sino lo que soy y seré

- Tranquilo, no tengas miedo. Todo acabará antes de lo que te esperas, el tiempo pasará rápido y recuperarás tu vida.

- No me vengas con cuentos, eso es mentira.

- No lo es.

- ¿¡Qué coño sabrás tú!? ¿Acaso tú estás encerrado en contra de tu voluntad? ¿A ti te tratan como un perro y tienes que ser sumiso?

- No…

- No tienes ni puta idea, no sabes qué es toda esta mierda. Tengo miedo a todas horas, duermo con un ojo abierto y el otro cerrado. Me ducho pendiente de quién entra o quién sale. Hago mi trabajo sin protestar y me esfuerzo en vano. Me gustaría gritar y decir la verdad, que yo no merezco estar aquí. Pero no puedo, sino será peor.

- Entonces, ¿Por qué estás allí?

- Porque a las personas les da igual cómo seas, se guían por una imagen, por un hecho del pasado. Les da igual la persona que soy ahora o la que seré algún día, sólo les importa lo que fui.

- Deberían darte una oportunidad, no pueden dejarse guiar por los prejuicios. ¿Alguien te cree?

- Sí, claro. Mi familia, mis amigos y… Ella. Sin ellos no sé qué sería de mí, les necesito tanto como el oxígeno que respiro. Pero… ¿Sabes qué?

- ¿Qué?

- No les daré la razón, no me voy a rendir. Yo sé que puedo con esto, seré fuerte.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Corazón abierto

Oscuridad, fría y dolorosa. Me cuesta respirar, mi aliento está seco. Tengo calor, mi cuerpo arde en deseos y ninguno de ellos es escuchado. Cada latido es como el más cruel de los castigos. Estoy nerviosa, mi corazón tiene exceso de velocidad. Camina por sí solo, quiere correr cuando aun no sabe ni gatear. Tiene miedo, lo noto. Es increíble, aun así no se rinde. Crea su propia coraza y sigue luchando, es valiente, más que yo. Se apodera de mí y de mis sentimientos, juega con ellos. Sabe lo que quiero, pero sabe también como yo que no es posible. Me grita, está fuera de sí. Me pide que no me rinda, que pelee por lo que deseo. Me recuerda que nada es imposible, sólo es imposible si de verdad crees que lo es. Me dice que estoy loca, mas yo le contesto que las mejores personas lo están. No sabe qué decir, se deja caer derrotado. Le imito, pues estoy cansada de tanto sufrir. Me mira esperanzado, le miro asustada. Los dos sabemos cuál es la solución, pero no me atrevo.


- Nunca volverá…

- Él dijo siempre, y siempre será.

- No, no es cierto.

- Mi niña bonita, no tengas miedo… Él siempre estará contigo, aunque tú no lo veas. Pues siempre estará en tu corazón, allí donde solo él es el dueño de un tesoro tan valioso.

Pequeños detalles

Hacía horas que le observaba en silencio desde la lejanía, veía cada pequeño detalle que nadie más sabía ver y sonreía divertido. Era una chica joven, a simple vista como las demás, pero yo sabía que no; era distinta. Permanecía sentada en aquel banco, como solía hacer cada día, con la vista perdida en vete a saber dónde. Sonreía, arrugaba la frente y ponía caras de todo tipo. A veces levantaba la vista y miraba al horizonte, parecía buscar a alguien, pero volvía a bajarla tímidamente. Se sonrojaba y se apartaba el pelo de la cara. Tenía una melena preciosa, se deslizaba suavemente por sus hombros y baila sin pudor con el viento. Era azabache, tan negra como el más puro carbón. Algún que otro mechón solía engancharse en sus labios, ella lo apartaba como si nada. Una de esas veces, nuestras miradas se juntaron. ¡Tonto de mí, me pilló de lleno mirándola! No sabía cómo actuar, si hacerme el loco o atreverme a dar un paso más. Opté por lo segundo, no pude resistirme. Tenía algo que la hacía deseable, hasta tal punto de estar dispuesto de perder la cabeza por ella. Caminé con paso decidido y la sonreí.


- Buenas tardes- Alcancé a decir más tímido que cuando tenía un par de años y me sacaban los colores con cualquier tontería.

- Hola- Su voz era suave, tan bella como ella- He visto que me observabas… ¿Lo llevas haciendo mucho tiempo?

- Sí… Días- No sé cómo pude ser tan sincero, al momento me arrepentí de haberme descubierto ante ella de esa manera.

- Vaya… ¿Y por qué?- Preguntó tranquila y decidida.

- Me despiertas un gran interés…Eres tan… Distinta- Confesé.

- ¿Cómo sabes que soy distinta si no me conoces?- Su curiosidad aumentaba por momentos, al igual que mi temor.

- Por tus gestos, esos pequeños detalles que a veces nadie más sabe ver. Como cuando estás nerviosa y te tocas el pelo, cuando estás contenta y no paras de sonreír o cuando estás pensativa y pones caritas. Estos y muchos otros más.

- Sí, puede que lo sea, pero no soy perfecta.

- Te equivocas, pequeña, sí lo eres. Eres perfecta, ¿Sabes por qué?

- No, ¿Por qué?- Dijo tímida.

- Porque todos esos pequeños detalles. Sí, esos que te harían ser imperfecta, son los que te dan ese encanto tan irresistible.

Remember me

Silencio, sincero y cálido, esconde tras de sí un secreto. Sentimientos ocultos durante tanto tiempo vuelan alto y gritan entusiasmados. Quieren ser oídos, no tienen miedo. Luchan contra sus propios demonios y vencen victoriosos. Latidos fuertes hacen crujir las paredes. Pretender tirarlas, ser libres. Susurros retumban con cariño. Él se despierta. Nota una leve presión en su pecho. Sonríe. Sigue a su lado, no se ha ido. La mira ensimismado en un sinfín de pensamientos. La abraza. Es un abrazo tímido. No quiere despertarla. La besa en la frente. Le aparta algún que otro mechón de su rostro. La observa pensativo. Es preciosa, se dice. La desnudez de su cuerpo le hechiza. Su silueta es mágica. Incluso dormida tiene algo que la hace única. Recuerdos de la noche anterior vuelven a él...

martes, 24 de agosto de 2010

Sweet dreams

Gritos, más gritos, y pasos se oyen tras de mí. Le doy al play, la música suena de fondo. Sollozos ahogados en medio del silencio acompañan esta triste melodía. Cierro los ojos, dejo volar mi imaginación. Me duermo, vuelvo a mi mundo encantado. Aquel que cada noche me recibe con los brazos abiertos y me balanceaba entre ellos. Sonrío, sólo aquí puedo hacerlo. Olvido mis lágrimas en un oscuro rincón. Suelto mi larga melena y respiro, profundo y lento. Miro a la derecha, miro a la izquierda; no encuentro nada. Estoy sola. Oigo mi voz en lo más profundo de mis entrañas. Me río, alto y fuerte, sin vergüenza. Me agarro de los pelos y tiro de ellos. Grito, no dejo de hacerlo. Lloro, me baño en un mar de lágrimas. El corazón late por sí solo. Intenta ganar esta última carrera. Agacho la cabeza y me encojo. Miles de imágenes pasan rápido ante mí. Recuerdos que creí haberlos olvidados vuelven sin ser llamados. La locura me puede, se apodera de mí. Pierdo la cordura, la poca que me quedaba. Vuelvo a ser la misma de siempre. Soy ese cristal fino que acaba rompiéndose. Poco a poco me rompo y nadie me recoge.

domingo, 22 de agosto de 2010

Malditos cuentos de hadas

-Vete… Déjame tranquila, sería todo más sencillo.

-Sé sincera. Dime la verdad, no lo que tu cerebro te obliga a decir. Escucha a tu corazón.

-Qué sabrás tú de mis sentimientos.

-Sé lo suficiente, te conozco.

-¿Sí?

-Sí, ¿Quieres que me vaya?

-Sí…

-Sólo me iré si de verdad lo quieres, pero con una condición.

-¿Cuál?

-No me olvides nunca, ¿Lo prometes?

-Lo prometo… Nunca podría hacerlo ni aunque fuera lo que más deseara. Sería como volar sin alas o reír sin sonrisa. Un día llamaste a mi puerta, entraste sin permiso y te hiciste dueño de mi vida. Te la regalé sin ningún interés a cambio, sólo tenerte. Y ahora no sé qué hacer ni qué más decir. Ojalá todo fuera tan sencillo como los cuentos de hadas.

Muñeca

Intento moverme, no puedo. Miro arriba. Miles de cuerdas me retienen. Suspiro y bajo la cabeza. Me encojo en mí misma en el suelo. Lloro en silencio. Doy golpes a las paredes. Grito con el propósito de liberar mi rabia. Estoy cansada, no quiero seguir luchando. La guerra es larga y mis defensas son mínimas. Oigo voces, recuerdos del pasado. Palabras, cientos de palabras retumban en mi mente. Cientos de lágrimas hacen surcos en mi rostro sin piedad alguna. Me consumo poco a poco. Intento romper una a una las cuerdas que me retienen. Suplico al cielo mi libertad. Quiero volar lejos, muy lejos. Sentir el viento en mi cara. Dejar que el frío corra por mi interior. Mirar al horizonte y perderme en él. Vivir de ilusiones. Ser una muñeca sin cuerdas. Ser libre. Quiero ser yo.

Secreto de la felicidad



- Dime, sé sincera. ¿Eres feliz? 

- No lo sé…

- ¿Cómo que no lo sabes? Esas cosas se saben…

- De verdad, no sé si lo soy. Estoy confusa, no siempre las cosas son tan fáciles como el suave vuelo de una bella mariposa. 

- ¿El tiempo pasa lento o rápido?

- Rápido, a una velocidad vertiginosa… No sé cómo explicarlo. Los segundos vuelan traviesos huyendo del reloj. Intento exprimir hasta la última gota de cada momento, saborear su dulce sabor.

- Entiendo… ¿Y dices que no sabes si eres feliz? Por ahí, por esos pequeños detalles empieza la felicidad.

- ¿En serio?

- Sí, ¿Te gustaría saber el secreto de la felicidad? 

- Sí…

- Escucha atenta y nunca lo digas directamente, sólo susúrralo. 

La felicidad habita en el corazón de los niños, en la inocencia. Se alimenta de sus ilusiones y las alza hasta el paraíso. Juega con ellas con delicadeza y cariño, las mece entre sus brazos. Les canta nanas para que duerman tranquilas, sin temor o pudor. Las deja crecer, ser libres… Pensar por ellas mismas. Saca la pequeña niña que hay en tu interior, nunca la abandones. Pues ella es tu esencia de vida, ella es la que te hace vivir de ilusiones. Convierte tus sueños en realidades, te hace tener siempre una sonrisa cálida en la cara. Sé delicada, sé niña, sé tú misma, libre. No tengas miedo, ella siempre estará a tu lado. El brillo de tus ojos será como siempre fue, más reluciente que uno de los rayos del astro rey. Pequeña, disfruta de la vida, disfruta cada segundo por mísero que sea. Pues bien sabes que el tiempo vuela…

Recuerda, mi niña… La felicidad no es una meta, sino un estilo de vida.


domingo, 1 de agosto de 2010

Como un niño pequeño

"Siempre es siempre, te lo prometo"- Sueles decirme. Mas todo es mentira, tú mismo me lo has demostrado. Eres como un niño pequeño, tienes la mente llena de ilusiones. Eres tan frágil como las nubes. Sí, esas tan bonitas que hay cada día en el cielo. Las que miras con cariño intentando adivinar qué forma tienen y no dejas de mirarlas hasta que encuentras esa forma que tanto buscabas. El viento te reclama, pide a gritos tu cabeza. Pues tú eres más libre y poderoso que él, llegas a más gente con un solo susurro. El sol está preocupado, hace años que dejó de ser el astro rey. Tus ojos robaron su lugar, son las estrellas más bonitas de todo el universo. Eres esa fórmula tan buscada... La perfección. Tus imperfecciones son perfectas, son las que siempre suelo recordar. Tienes un don, aprovéchalo.

Las heridas que no se ven son las más profundas, decía Shakespeare.

Mi corazón sangra por dolor y no por inercia. Tiene miedo, intenta hacerse un hueco entre mi pecho y salir a la superficie en busca de consuelo. No puede más, reclama todas y cada una de las promesas que le hiciste. Llora en silencio, cada latido es un grito. Late con fuerza, a toda velocidad, está poseído. Recuerda, palabras e imágenes del pasado vuelven a él. Lo atormentan, no tienen piedad por su alma. Le piden explicaciones, quieren que no te deje escapar. Eres su vida, sin ti nunca más podrá volver a latir. Está confuso, no sabe qué hacer o qué decir. Te quiere, eso lo tiene claro. El dolor lo acorrala en una esquina, le venda los ojos y le da a elegir: tú o él. Gotas de sudor caen sin parar, la presión le vence poco a poco. Te ha esperado durante meses, pero ya es demasiado tarde.

-Él- Le susurra al viento en un último suspiro de vida.