- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.

martes, 24 de agosto de 2010

Sweet dreams

Gritos, más gritos, y pasos se oyen tras de mí. Le doy al play, la música suena de fondo. Sollozos ahogados en medio del silencio acompañan esta triste melodía. Cierro los ojos, dejo volar mi imaginación. Me duermo, vuelvo a mi mundo encantado. Aquel que cada noche me recibe con los brazos abiertos y me balanceaba entre ellos. Sonrío, sólo aquí puedo hacerlo. Olvido mis lágrimas en un oscuro rincón. Suelto mi larga melena y respiro, profundo y lento. Miro a la derecha, miro a la izquierda; no encuentro nada. Estoy sola. Oigo mi voz en lo más profundo de mis entrañas. Me río, alto y fuerte, sin vergüenza. Me agarro de los pelos y tiro de ellos. Grito, no dejo de hacerlo. Lloro, me baño en un mar de lágrimas. El corazón late por sí solo. Intenta ganar esta última carrera. Agacho la cabeza y me encojo. Miles de imágenes pasan rápido ante mí. Recuerdos que creí haberlos olvidados vuelven sin ser llamados. La locura me puede, se apodera de mí. Pierdo la cordura, la poca que me quedaba. Vuelvo a ser la misma de siempre. Soy ese cristal fino que acaba rompiéndose. Poco a poco me rompo y nadie me recoge.

domingo, 22 de agosto de 2010

Malditos cuentos de hadas

-Vete… Déjame tranquila, sería todo más sencillo.

-Sé sincera. Dime la verdad, no lo que tu cerebro te obliga a decir. Escucha a tu corazón.

-Qué sabrás tú de mis sentimientos.

-Sé lo suficiente, te conozco.

-¿Sí?

-Sí, ¿Quieres que me vaya?

-Sí…

-Sólo me iré si de verdad lo quieres, pero con una condición.

-¿Cuál?

-No me olvides nunca, ¿Lo prometes?

-Lo prometo… Nunca podría hacerlo ni aunque fuera lo que más deseara. Sería como volar sin alas o reír sin sonrisa. Un día llamaste a mi puerta, entraste sin permiso y te hiciste dueño de mi vida. Te la regalé sin ningún interés a cambio, sólo tenerte. Y ahora no sé qué hacer ni qué más decir. Ojalá todo fuera tan sencillo como los cuentos de hadas.

Muñeca

Intento moverme, no puedo. Miro arriba. Miles de cuerdas me retienen. Suspiro y bajo la cabeza. Me encojo en mí misma en el suelo. Lloro en silencio. Doy golpes a las paredes. Grito con el propósito de liberar mi rabia. Estoy cansada, no quiero seguir luchando. La guerra es larga y mis defensas son mínimas. Oigo voces, recuerdos del pasado. Palabras, cientos de palabras retumban en mi mente. Cientos de lágrimas hacen surcos en mi rostro sin piedad alguna. Me consumo poco a poco. Intento romper una a una las cuerdas que me retienen. Suplico al cielo mi libertad. Quiero volar lejos, muy lejos. Sentir el viento en mi cara. Dejar que el frío corra por mi interior. Mirar al horizonte y perderme en él. Vivir de ilusiones. Ser una muñeca sin cuerdas. Ser libre. Quiero ser yo.

Secreto de la felicidad



- Dime, sé sincera. ¿Eres feliz? 

- No lo sé…

- ¿Cómo que no lo sabes? Esas cosas se saben…

- De verdad, no sé si lo soy. Estoy confusa, no siempre las cosas son tan fáciles como el suave vuelo de una bella mariposa. 

- ¿El tiempo pasa lento o rápido?

- Rápido, a una velocidad vertiginosa… No sé cómo explicarlo. Los segundos vuelan traviesos huyendo del reloj. Intento exprimir hasta la última gota de cada momento, saborear su dulce sabor.

- Entiendo… ¿Y dices que no sabes si eres feliz? Por ahí, por esos pequeños detalles empieza la felicidad.

- ¿En serio?

- Sí, ¿Te gustaría saber el secreto de la felicidad? 

- Sí…

- Escucha atenta y nunca lo digas directamente, sólo susúrralo. 

La felicidad habita en el corazón de los niños, en la inocencia. Se alimenta de sus ilusiones y las alza hasta el paraíso. Juega con ellas con delicadeza y cariño, las mece entre sus brazos. Les canta nanas para que duerman tranquilas, sin temor o pudor. Las deja crecer, ser libres… Pensar por ellas mismas. Saca la pequeña niña que hay en tu interior, nunca la abandones. Pues ella es tu esencia de vida, ella es la que te hace vivir de ilusiones. Convierte tus sueños en realidades, te hace tener siempre una sonrisa cálida en la cara. Sé delicada, sé niña, sé tú misma, libre. No tengas miedo, ella siempre estará a tu lado. El brillo de tus ojos será como siempre fue, más reluciente que uno de los rayos del astro rey. Pequeña, disfruta de la vida, disfruta cada segundo por mísero que sea. Pues bien sabes que el tiempo vuela…

Recuerda, mi niña… La felicidad no es una meta, sino un estilo de vida.


domingo, 1 de agosto de 2010

Como un niño pequeño

"Siempre es siempre, te lo prometo"- Sueles decirme. Mas todo es mentira, tú mismo me lo has demostrado. Eres como un niño pequeño, tienes la mente llena de ilusiones. Eres tan frágil como las nubes. Sí, esas tan bonitas que hay cada día en el cielo. Las que miras con cariño intentando adivinar qué forma tienen y no dejas de mirarlas hasta que encuentras esa forma que tanto buscabas. El viento te reclama, pide a gritos tu cabeza. Pues tú eres más libre y poderoso que él, llegas a más gente con un solo susurro. El sol está preocupado, hace años que dejó de ser el astro rey. Tus ojos robaron su lugar, son las estrellas más bonitas de todo el universo. Eres esa fórmula tan buscada... La perfección. Tus imperfecciones son perfectas, son las que siempre suelo recordar. Tienes un don, aprovéchalo.

Las heridas que no se ven son las más profundas, decía Shakespeare.

Mi corazón sangra por dolor y no por inercia. Tiene miedo, intenta hacerse un hueco entre mi pecho y salir a la superficie en busca de consuelo. No puede más, reclama todas y cada una de las promesas que le hiciste. Llora en silencio, cada latido es un grito. Late con fuerza, a toda velocidad, está poseído. Recuerda, palabras e imágenes del pasado vuelven a él. Lo atormentan, no tienen piedad por su alma. Le piden explicaciones, quieren que no te deje escapar. Eres su vida, sin ti nunca más podrá volver a latir. Está confuso, no sabe qué hacer o qué decir. Te quiere, eso lo tiene claro. El dolor lo acorrala en una esquina, le venda los ojos y le da a elegir: tú o él. Gotas de sudor caen sin parar, la presión le vence poco a poco. Te ha esperado durante meses, pero ya es demasiado tarde.

-Él- Le susurra al viento en un último suspiro de vida.