- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.

viernes, 8 de octubre de 2010

Sueño anhelado

Deja volar tu mente, no tengas miedo y sumérgete conmigo en el mar de los recuerdos…

Un mísero segundo puede cambiar tu vida y devolverte lo más preciado de ella, el amor. Noche tras noche venían a mí recuerdos que jamás habían sucedido. Eran nítidos, vivos y llenos de belleza. Bailaban al son de mis sentimientos, los mecían entre sus brazos y les susurraban todas esas palabras que él les había dicho para mí. Cerraba los ojos y tarareaba nuestra canción. Le sentía cerca… Olía a él, un suave toque a fresa ácida. Sus manos acariciaban dulcemente mi larga melena y descendía hasta mi cuello. Su respiración cada vez estaba más entrecortada, su corazón latía sin cesar y luchaba por no rendirse. Sus besos eran suaves y cálidos, un pequeño calambre recorría mi vientre y se dirigía hasta mi corazón, lo acariciaba con cariño y le sonreía pícaro. Cada caricia despertaba en mí miles de sueños y deseos. Me perdía entre sus brazos y le miraba. Destellos verdes y marrones me hechizaban, me hacían volar alto, allí donde las hadas pierden su maravilloso polvo mágico y donde los sueños quedan más allá de tres metros sobre el cielo.

En ese instante, cuando crees que todo es tan perfecto como las tímidas y divertidas formas de una nube, el tiempo se para y marca una fecha, un día, una hora, cientos de segundos y miles de recuerdos…

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