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miércoles, 20 de abril de 2011

Mi final

Es duro pensar en mi final, aún no está sellado o firmado, pero si está escrito; moriré. La manera, no la sé. Me asusta la idea de pensar en la muerte y sobre todo la mía. Ese día todo quedará olvidado, ya nada volverá a ser lo que era antes. Dejaré de existir, me convertiré en materia inmóvil e inerte. Ese día llegará, tarde o temprano, lo sé. Me niego a asumirlo, el pánico se apodera de mí cuando pienso en ello. Sí, tengo miedo. Soy una niña metida en el cuerpo de una adolescente. No conozco la sensación que produce el dejar de estar vivo, pero puedo llegar a imaginármela… 

Mi último halo de vida se escapará en un suspiro rápido y lento. El tiempo se parará ante mí, el orden de los factores se alterará. Mi cuerpo perderá su calor, cada poro de mi piel desprenderá mi esencia de vida. Mis cuerdas vocales no servirán de mucho, se apagarán para siempre. Mi voz, mi dulce voz, se extinguirá. Las estrellas que habitan en mis ojos se irán, perderán su brillo, su luz natural. El frío, esa extraña y acogedora sensación que hace estremecer a tus músculos más recónditos. Volará lejos y sin miedo, mi alma. Emprenderé un largo viaje del cual se verá el principio, pero no el final. Llamémosle sueño perpetuo, Morfeo me balanceará entre sus dulces brazos. Un viaje sin retorno. Mis ojos no verán nada teniéndolo todo ante sí. Tendré miedo… Las lágrimas nacerán desde mi corazón y llegarán a mi rostro sin tener piedad ninguna. Oscuridad y soledad, a eso me enfrentaré. Poco a poco todo se apagará: los colores perderán su colorido, los olores no olerán, los sentimientos morirán, los recuerdos se perderán en el pasado y todo, sin excepciones, quedará atrás.

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