Son las cuatro y media de la mañana, no consigo dormirme. No tengo sueño y lo único que hago es pensar en ti. Los recuerdos vienen a mi mente y la atormentan. De fondo suena esa canción, esa que tanto me gusta. Mirando al cielo, de hueco. Me identifico con la letra, siento como si estuviera escrita para mí, para nosotros.
"Y qué hago aquí mirando al cielo a diez mil kilómetros de tus besos".
Te echo tanto de menos, no te imaginas cuánto. Desde el principio sabía que te irías, pero nunca pensé que el tiempo pasaría tan rápido, que sería tan perro conmigo. Traté de hacerme a la idea de que el verano sería mágico, que me llevaría a ti. Pero olvidé que cuando el otoño hiciera acto de presencia ya no estarías a mi lado. Fui tonta y lo olvidé.
Y entonces veo nuestras fotos, aquellas que no querías que nos hiciéramos. Sí, no me lo recuerdes, no te gusta que te saquen fotos y tampoco te gusta como sales en ellas. A mí me encantan, son preciosas. Cada una de ellas me recuerda una historia, un beso, un abrazo, una mirada, una caricia, un te quiero... Y no puedo evitarlo, me emociono. Es difícil hacer como si nada, pasar rápido la página de nuestra historia y borrar todos los recuerdos. Es difícil, jodidamente difícil. Pero más difícil es necesitar un abrazo tuyo y no poder pedírtelo. Hacerme a la idea de que ya no podré decirte que te quiero ni que tienes unos ojos muy bonitos. Tampoco podré besarte como si se me fuera la vida en ello, ni podré quedarme todas y cada una de tus sonrisas. No podré discutir contigo y ambos pedirnos perdón por lo tontos que hemos llegado a ser. No podré quedarme dormida en tu cama sabiendo que tú estarás a mi lado. No podré despertarme siendo tú lo primero que vea. No podré bailar contigo aunque me muera de vergüenza. No podré retarte y tú no me harás más cosquillas. No podré cocinar sin echarte la bronca porque me quitas las cosas. No podré llamarte tonto ni decirte que eres muy grande. No podré mirarte embobada recordándolo todo. No podré ilusionarme sin miedo a que pueda dolerme. No podré decir tonterías, actuar como una niña pequeña y hacer que me enfado. No te oiré decirme más: "Pero qué mona eres". No tendré guardado tu olor en un cachito de mi memoria. No podré robarte esa camiseta que tanto me gusta cuando tenga frío. Y tampoco podré cotillear tus cosas intentando encontrar tesoros. No podré quejarme de que no me haces caso ni podré obligar al mundo para que se pare porque quiero bajarme contigo.
No sé porqué escribo todo esto, ni tampoco sé si servirá de algo. Ni siquiera sé si me atreveré a enseñártelo o si esto cambiará las cosas . No sé si lo que escribo lo digo porque estoy loca o porque estoy más cuerda que en toda mi vida. No sé si aún te quiero o tu recuerdo está muy presente. No sé si me desahogo haciendo esto o me atormento más a mí misma. Yo sólo sé que no sé nada.
- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?
+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.
+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.
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