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domingo, 11 de septiembre de 2011

Juventud, divino tesoro

"Todos se ríen de mí porque soy diferente y yo me río de ellos porque son todos iguales" Decía Kurt Cobain y cuánta razón tenía ese gran genio.

Acabo de volver de una supuesta "fiesta" destinada para jóvenes, adolescentes y adultos que intentan esquivar el paso del tiempo, y la sensación no es grata. Llego a pensar que mis oídos están totalmente jodidos y que mi forma de ver el mundo es poco común, por desgracia. Se supone que la gente joven debería divertirse disfrutando de la compañía de sus amistades o de sus parejas y no con la compañía de un triste vaso de plástico lleno de garrafón. Y la realidad es simple, concisa y dura. Cada día los adolescentes empiezan a beber y fumar antes, dejan que sus cerebros se llenen de tonterías y que sus cuerpos estén repletos de mierda, porque no puede llamarse de otra manera. Se dejan llevar por el qué dirán los demás y no por el qué diré yo cuando me mire delante del espejo y no me reconozca. No piensan por ellos mismos, sino que dejan todo en manos de los demás. Pegar saltos a las tantas de la mañana con una copa en una mano y un cigarro en la otra es lo que se lleva ahora.

Nunca me ha llamado la atención la sociedad en la que vivo. No comparto esos ideales de vida, los métodos, la censura, las represarias y las consecuencias. Aborrezco la gran mayoría de lo que me rodea, pocas cosas me llenan de verdad. Sólo los pequeños detalles, aquellos que me alegran la vida sin darme cuenta.

Hasta hace poco me consideraba una más de la juventud que se supone que algún día levantará el mundo y lo salvará del caos. Me río yo de la esperanza ciega que siguen teniendo algunos pobres ilusos. Al paso que vamos las neuronas serán un preciado tesoro y se venderán a un elevado precio. Eso sí, no tendrán mucha garantía, tan sólo un par de años. Tan sólo hay que salir un fin de semana y ver el panorama que tenemos, señores. Son vergonzosas ciertas actitudes, una cosa es divertirse teniendo cabeza y otra cosa es no tener cabeza y creer que uno se divierte.

Y lo que más pena me da es que esta situación seguramente no cambie, que mis palabras tal vez queden en el olvido y que las palabras de la gente que piensa como yo serán mudas, al igual que las mías. Aquel que piense como yo que me haga un favor: aunque esté en la oscuridad y sienta que no puede oír su voz, que grite sin parar, sin cansarse y, sobre todo, sin temor.

2 comentarios:

  1. Lo malo de la juventud es que, como todo en la vida, es temporal. Casí siendo pedante, me atrevería a decir que eso que nos enseñan a los de ciencias de la "irreversibilidad del tiempo" en termodinámica, es completamente aplicable a todo lo que existe. Conozco algún joven que, sin embargo, seguido por el sinsentido de esta "juventud" ha hipotecado la salud de su madurez por el abuso de alcohol o drogas. Eso es triste, pero quedan advertidos.

    BASCH

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  2. Es curioso que una chica joven piense así. Y no es que yo sea un viejales que se diga. Pero para mi edad, tampoco es normal que vea las cosas a tu modo.
    Sabes? Esto es como todo. Quizás es sólo una etapa más de la vida. O mejor dicho de la vida de unos pocos.
    El problema no es que la gente quiera ser diferente, si no que quiere ser diferente y que haya más como ellos ellos, para no parecer diferentes. No es ridiculo?
    Es cierto aquello que oí una vez.Cuando somos pequeños todos queremos ser iguales. Cuando crecemos todos queremos ser diferentes...

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