- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

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jueves, 15 de noviembre de 2012

Everytime

Siempre he querido tener a mi lado a una persona que me aportara todo aquello que pudiera faltarme. Que me quisiera como el primer amor sin tener claro que fuera a ser el último. Que confiara en mí, aunque yo no parase de cagarla una vez tras otra. Incluso, llegué a imaginarme a esa persona perfecta. Llegué a imaginarla muchas veces, tantas como las que llegué a enamorarme. Con cada amor una nueva ilusión y posteriormente una desilusión. No diré que en todas las ocasiones no pensé que sería él, porque sí lo hice. Pero después me he dado cuenta de que no. Cada persona te aporta una cosa distinta, no por ello menos importante. Cada una te enseña una lección nueva y te recuerda otra vieja. Te demuestra cuál es el significado de la palabra amor en todas sus posibilidades, más bien, lo hace a su manera. Te hace ser quién eres, gracias a que forma una pequeña gran parte de ti. Te devuelve la ilusión perdida en una de esas tantas batallas en las que fuiste vencido. Te da una de cal y otra de arena. Incluso habrá momentos en los que creas que le das igual, que tu existencia es mísera para su vida. Pero estarás equivocado, es solo una simple fachada, pues llegaría a dar por ti todo lo que estuviera en sus manos con tal de verte sonreír una vez más. Y en los momentos malos, cuando lo bueno se acabe, estará a tu lado. 


Un dicho muy conocido dice: ‘No se sabe lo que se tiene hasta que se pierde’. Siempre he creído que tenía razón, aunque muchas veces me he dado cuenta de lo que tenía mucho antes de perderlo. Cuando lo pierdes es cuando el miedo te consigue paralizar, pero no está todo decidido. Aun se puede dar el máximo para conseguir un mínimo, una muestra de resquicio de lo que hubo en su día.




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