Nunca he sido una niña problemática, no les he dado muchos quebraderos de cabeza a mis padres. Sin embargo, cuando hacía algo mal siempre me decían lo mismo: quien bien te quiere te hará llorar. Al principio no entendía qué querían decirme con eso y entonces volvían a decirme una de sus frases: cuando seas mayor lo entenderás. No sé si ahora soy lo suficientemente mayor como para entenderlo, pero creo saber qué querían decirme.
Una persona que de verdad te quiere, se supone que jamás querrá tu mal y por lo tanto no querrá verte llorar. Pero... ¿Y si es necesario que llores para que espabiles?
También me solían decir que se cogía antes a un mentiroso que a un cojo. Siempre lo he visto difícil, hay mentirosos muy buenos que saben enmascarar una mentira durante años. Pero también hay cojos muy rápidos, así que tal vez tenían razón.
Creo que poco a poco voy llegando al quid de la cuestión. Cuando mis padres me reñían y yo lloraba desconsolada, no lo hacían para hacerme daño, sino para enseñarme que hay ciertas cosas que no está bien hacerlas. Si no me hacían "daño", yo nunca llegaría a entenderlo. Lo que un día fueron lágrimas, ahora son sonrisas.
Muchas veces una verdad es cruel y dura, pero una mentira es mucho más retorcida.
- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?
+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.
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