- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.

martes, 17 de mayo de 2011

De tripas corazón

Se recoge su larga melena en un simple moño. Deja sonar la radio, escucha atenta y respira. No sabe si será la última vez que pueda notar el oxígeno en sus pulmones. Se mira al espejo de enfrente y observa atenta su cuerpo desnudo. No se reconoce, no sabe quién es esa extraña que se refleja en él. Se agacha y al hacerlo pierde parte de sus ilusiones. Y lo hace… Sabe que no está bien, pero lo vuelve a hacer. Se siente mal. Las lágrimas recorren su rostro sin cesar. Nota una fuerte sensación de ahogo en su pecho, cree no poder controlarlo.  Patalea como cuando era pequeña y tenía miedo a quedarse sola. Ahora no tiene tanto temor, la soledad poco a poco le hace más fuerte.  Pero necesita cariño, kilos y kilos de él. Vomita sus penas, sus delirios y sus deseos. Vomita todo, incluso su alma. Cientos de pensamientos confusos recorren su mente, le atormentan y le hacen sufrir más. Quiere parar, no quiere seguir con esto, está asustada. Mira a cada lado de la habitación, se siente acorralada. Le gustaría gritar al viento todos sus males, reírse de ellos y hacer de tripas corazón. Deja caer uno a uno cada mechón de su pelo, se mira al espejo y se promete a sí misma que no volverá a hacerlo. Abre la puerta decidida a hacer frente a su vida. Sonríe como si fuera la persona más feliz de la tierra y se cree su propia sonrisa. Ha ensayado tantas veces delante del espejo que ya es parte de ella, resulta creíble. Hace como si allí dentro no hubiera pasado nada y se marcha, pero en el fondo sabe que no es así. No es tan dura como ella cree, un simple suspiro la rompería en mil pedazos.  

Él

A veces les damos más importancia a las grandes virtudes que a los pequeños detalles. En mi opinión, son mejores los pequeños detalles. Cada uno de ellos hace especial y única a la persona. Podría contarte mil y un detalles de mí, pero no… Quiero hablar de él.

Me gusta cuando sonríe, se ríe y no tiene miedo a qué puedan pensar los demás. Seguramente dirían que está loco, mas a él parece darle igual. Me gusta cuando me mira y se cree que no me doy cuenta, aunque ambos hacemos lo mismo. Me gusta la forma de sus labios. Su labio inferior tiene una pequeña marca en el medio y el labio superior otra oculta, sólo los ojos más curiosos podrían descubrirla. Me gusta cuando se los muerde sin darse cuenta, lo hace cuando está excitado. Me gusta cuando se queda dormido hablando conmigo, le riño y se despierta asustado. Me gusta cuando pone caritas porque intento descifrarlas. Me gusta cuando me abraza fuerte y yo me enfado porque no me deja respirar. Me gusta cuando no para quieto y me echa la culpa a mí. Me gusta cuando me da besos en la frente, me siento protegida. Me gusta cuando me pone nerviosa porque sé que lo hace aposta. Me gusta cuando me dice que soy pequeña como si él fuera mucho más alto que yo. Me gusta cuando intento dormir y él me despierta con besos o achuchones. Me gusta cuando tengo frío, le quito la manta y protesta, pero después me la deja. Me gusta cuando dice palabras que ni él mismo entiende, le pregunto qué ha dicho y me contesta que nada. Si él supiera… Me gustaría saber qué dice en esos momentos. Me gusta recorrer cada lunar de su cuerpo. Me gusta cuando me da masajes o cuando me deja dárselos. Me gusta cuando dice tonterías y mucho más cuando las hace. Me gusta que me llame petarda y que me deje llamarle imbécil. Me gusta cuando hago algo y me copia. Me gusta cuando los dos estamos pensando en lo mismo pero yo soy mucho más rápida que él en decirlo. Me gusta cuando me cuenta chistes, aunque sean los peores que haya podido escuchar, porque me hacen reír. Me gusta cuando le saco un dedo y él me lanza besos. Me gusta cuando bosteza y le tapo la boca corriendo. Me gusta cuando me entra el hipo y él se ríe. Me gusta cuando se ríe de mis tonterías. Me gusta apoyarme en su pecho, cerrar los párpados y abrazarle. Me gusta cuando estoy descalza y le quiero besar pero no llego. Me gusta cuando se pasea desnudo delante de mí. Me gusta cuando le muerdo y se enfada porque dice que soy una bruta. Me gusta cuando se queja de que no le hago caso e intenta llamar mi atención. Qué gracioso, después de que yo esté un buen rato reclamando la suya. Me gusta cuando escucho música y él no deja de mirar cada movimiento mío. Me gusta cuando me mira con ternura, pero mucho más cuando lo hace con lujuria. Me gusta cuando me besa por todo el cuerpo. Me gusta cuando me duermo abrazada a él. Me gusta cuando quiere escuchar el sonido de mi vida. Me gusta cuando se fía de mí, aunque no sea lo más sensato. Me gusta cuando me mira atontado esperando mi reacción.  Me gusta cuando estamos tranquilos y me cuenta cosas de él. Siempre le escucho atenta, aunque crea que no. Me gusta su culo, es suave. Me gusta cuando me enseña su parte más salvaje y ambos nos dejamos llevar por ella. Me gusta cuando se queja de que no llueve y al momento empieza a llover, es gafe. Y… Me gusta que sea siempre él mismo.