- ¿Cómo puedes ser tan ilusa, pequeña? No me lo digas, ¿De verdad pensabas que sería fácil? ¿En serio? Si es así estabas equivocadas.
- Perdóneme por no ser como los demás. Perdóneme por querer una vida distinta sin monotonías que la llenen. Perdóneme por no querer al príncipe azul que se me asignó al nacer. Perdóneme por soñar despierta. Perdóneme por arriesgármelo todo a una sola carta sin saber qué tendría el otro jugador. Perdóneme por querer hasta dolerme e incluso amar cuando no me convenía. Perdóneme por llorar cuando el mal invadía mi alma. Perdóneme por jugar con fuego cuando aún no dominaba la llama. Perdóneme por pensar más de la cuenta y a la vez no utilizar ni una décima parte de mi cerebro. Perdóneme por ser quien soy y no querer ser quien me pretendían imponer. Perdóneme usted porque yo no puedo.
- No, no me arrepiento de nada. Con el paso de los años me he ido dando cuenta que el hombre vive de experiencias, sin ellas no llegaría a ser quien es. A menudo se suele pedir la paz perpetua, pero yo creo que sería mucho peor que lo que ya tenemos, además de aburrido. La vida necesita vaivenes porque ahí es cuando nos damos cuenta de lo que se está cociendo a nuestro alrededor. Podemos encomendarnos a un ser superior o maldecirnos infinitamente, pero ninguna de las dos será la solución correcta.
- ¿Qué crees que se debería hacer?
- Dejarse llevar, si le das vueltas a las cosas terminas no haciéndolas. Muchos científicos aseguran que la cabeza es quien dirige nuestra vida dejando de lado al corazón, ese músculo tan famoso, mas yo creo que él es el dueño de nuestros sentimientos. Es tan intrigante y la vez asombroso, ¿Sabía que cuando una persona muere él sigue latiendo? ¿Qué fuerza será capaz de moverlo? ¿La sangre quizá? No, no lo creo. Le mueve el amor. Él le hace palpitar aunque no tenga ganas y le devuelve la cordura para después elevarle a la locura en pleno éxtasis. Ojalá hubiera más corazones abiertos y menos mentes cerradas, eso querría decir que una nueva era estaría por llegar. Mientras tanto… Tú, querida amiga, estarás aquí para abofetear a todo aquel que deje de soñar.