- Cariño, ¿Por qué no compramos un castillo para vivir como reyes?

+ No, mejor compramos un manicomio y follamos como locos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Dolor

Lágrimas nacen de mí ser, desde principio a fin, consiguen castigarme. Hacen surcos sin piedad en lo más hondo de mi piel. Me queman, se ríen y siguen su camino. Se deslizan delicadas sin temor.  Yo, en medio de la nada, huyo dejando atrás mis miedos.  No quiero mirar, no puedo hacerlo, algo me lo impide. Quiero correr, mas todos mis esfuerzos son en vano. Estoy paralizada, tengo miedo. Grito con fuerza en silencio, oigo mi eco perdiéndose sin ser escuchado. Tengo frío, mi cuerpo tiembla.  Lo siento, me rompo poco a poco. Me encojo en mí misma. Canto nuestra canción…

Aquella que tantas veces me devolvió la vida y ahora me la está quitando. Calambres recorren mi cuerpo, se apoderan de mí. Me hacen daño, arañan mi alma. Derriten el fuego de mi vida, se lo llevan, no tienen compasión alguna. Caigo en el olvido, mas ya no hay ningún sonido, incluso el silencio es vilmente perturbado. Por última vez lo oigo… Latido tras latido, se aleja.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Noche con un desconocido

Una simple decisión, elegir entre una cosa u otra sin tener demasiado tiempo para pensarlo. Tener la necesidad de ser rápida por miedo a perder esa oportunidad. Decido hablarle, la conversación es banal, pero me agrada. Pasan los minutos, dejamos de hablar. Sigo caminando por algún remoto lugar sin un rumbo fijo. Y ahí está él… Volvemos a hablar. Sigue siendo agradable conmigo, atento y divertido. Hablamos sin temores. Somos tal y como nunca antes habíamos sido. Me relajo y estoy tranquila, soy feliz. Palabra tras palabra, y así miles de palabras más. Palabras dulces, sencillas, cariñosas, alegres, tímidas, curiosas, divertidas y coloridas. Le miro, me mira. Tiene algo, no sé el qué. Me atrae, sonrío tímida y nerviosa. Le observo en silencio, me sonríe. Me gusta su sonrisa, es bonita y brillante. Sigue hablando, se calla y me observa. Me pongo más nerviosa, no sé qué decir o qué hacer, disimulo. Se ríe, lo ha notado. Me dice que le divierte ponerme nerviosa, la forma en la que miro, cuando me toco el pelo, cuando río y sonrío sin parar o simplemente cuando me enfado. Bajo la mirada. Estoy a gusto con él, es interesante e increíble. Y de repente, tengo miedo. Horas se convierten en días y días en años. Suspiro, confío en él. Me dejo llevar, camino despacio entre cristales, voy descalza, pero no me corto. Me protege. Me eleva a lo más alto en un segundo. Vuelo sin temor, el viento roza mi rostro. Me río, fuerte y decidida. La noche es nuestra, sólo nuestra.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lo importante no es lo que fui, sino lo que soy y seré

- Tranquilo, no tengas miedo. Todo acabará antes de lo que te esperas, el tiempo pasará rápido y recuperarás tu vida.

- No me vengas con cuentos, eso es mentira.

- No lo es.

- ¿¡Qué coño sabrás tú!? ¿Acaso tú estás encerrado en contra de tu voluntad? ¿A ti te tratan como un perro y tienes que ser sumiso?

- No…

- No tienes ni puta idea, no sabes qué es toda esta mierda. Tengo miedo a todas horas, duermo con un ojo abierto y el otro cerrado. Me ducho pendiente de quién entra o quién sale. Hago mi trabajo sin protestar y me esfuerzo en vano. Me gustaría gritar y decir la verdad, que yo no merezco estar aquí. Pero no puedo, sino será peor.

- Entonces, ¿Por qué estás allí?

- Porque a las personas les da igual cómo seas, se guían por una imagen, por un hecho del pasado. Les da igual la persona que soy ahora o la que seré algún día, sólo les importa lo que fui.

- Deberían darte una oportunidad, no pueden dejarse guiar por los prejuicios. ¿Alguien te cree?

- Sí, claro. Mi familia, mis amigos y… Ella. Sin ellos no sé qué sería de mí, les necesito tanto como el oxígeno que respiro. Pero… ¿Sabes qué?

- ¿Qué?

- No les daré la razón, no me voy a rendir. Yo sé que puedo con esto, seré fuerte.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Corazón abierto

Oscuridad, fría y dolorosa. Me cuesta respirar, mi aliento está seco. Tengo calor, mi cuerpo arde en deseos y ninguno de ellos es escuchado. Cada latido es como el más cruel de los castigos. Estoy nerviosa, mi corazón tiene exceso de velocidad. Camina por sí solo, quiere correr cuando aun no sabe ni gatear. Tiene miedo, lo noto. Es increíble, aun así no se rinde. Crea su propia coraza y sigue luchando, es valiente, más que yo. Se apodera de mí y de mis sentimientos, juega con ellos. Sabe lo que quiero, pero sabe también como yo que no es posible. Me grita, está fuera de sí. Me pide que no me rinda, que pelee por lo que deseo. Me recuerda que nada es imposible, sólo es imposible si de verdad crees que lo es. Me dice que estoy loca, mas yo le contesto que las mejores personas lo están. No sabe qué decir, se deja caer derrotado. Le imito, pues estoy cansada de tanto sufrir. Me mira esperanzado, le miro asustada. Los dos sabemos cuál es la solución, pero no me atrevo.


- Nunca volverá…

- Él dijo siempre, y siempre será.

- No, no es cierto.

- Mi niña bonita, no tengas miedo… Él siempre estará contigo, aunque tú no lo veas. Pues siempre estará en tu corazón, allí donde solo él es el dueño de un tesoro tan valioso.

Pequeños detalles

Hacía horas que le observaba en silencio desde la lejanía, veía cada pequeño detalle que nadie más sabía ver y sonreía divertido. Era una chica joven, a simple vista como las demás, pero yo sabía que no; era distinta. Permanecía sentada en aquel banco, como solía hacer cada día, con la vista perdida en vete a saber dónde. Sonreía, arrugaba la frente y ponía caras de todo tipo. A veces levantaba la vista y miraba al horizonte, parecía buscar a alguien, pero volvía a bajarla tímidamente. Se sonrojaba y se apartaba el pelo de la cara. Tenía una melena preciosa, se deslizaba suavemente por sus hombros y baila sin pudor con el viento. Era azabache, tan negra como el más puro carbón. Algún que otro mechón solía engancharse en sus labios, ella lo apartaba como si nada. Una de esas veces, nuestras miradas se juntaron. ¡Tonto de mí, me pilló de lleno mirándola! No sabía cómo actuar, si hacerme el loco o atreverme a dar un paso más. Opté por lo segundo, no pude resistirme. Tenía algo que la hacía deseable, hasta tal punto de estar dispuesto de perder la cabeza por ella. Caminé con paso decidido y la sonreí.


- Buenas tardes- Alcancé a decir más tímido que cuando tenía un par de años y me sacaban los colores con cualquier tontería.

- Hola- Su voz era suave, tan bella como ella- He visto que me observabas… ¿Lo llevas haciendo mucho tiempo?

- Sí… Días- No sé cómo pude ser tan sincero, al momento me arrepentí de haberme descubierto ante ella de esa manera.

- Vaya… ¿Y por qué?- Preguntó tranquila y decidida.

- Me despiertas un gran interés…Eres tan… Distinta- Confesé.

- ¿Cómo sabes que soy distinta si no me conoces?- Su curiosidad aumentaba por momentos, al igual que mi temor.

- Por tus gestos, esos pequeños detalles que a veces nadie más sabe ver. Como cuando estás nerviosa y te tocas el pelo, cuando estás contenta y no paras de sonreír o cuando estás pensativa y pones caritas. Estos y muchos otros más.

- Sí, puede que lo sea, pero no soy perfecta.

- Te equivocas, pequeña, sí lo eres. Eres perfecta, ¿Sabes por qué?

- No, ¿Por qué?- Dijo tímida.

- Porque todos esos pequeños detalles. Sí, esos que te harían ser imperfecta, son los que te dan ese encanto tan irresistible.

Remember me

Silencio, sincero y cálido, esconde tras de sí un secreto. Sentimientos ocultos durante tanto tiempo vuelan alto y gritan entusiasmados. Quieren ser oídos, no tienen miedo. Luchan contra sus propios demonios y vencen victoriosos. Latidos fuertes hacen crujir las paredes. Pretender tirarlas, ser libres. Susurros retumban con cariño. Él se despierta. Nota una leve presión en su pecho. Sonríe. Sigue a su lado, no se ha ido. La mira ensimismado en un sinfín de pensamientos. La abraza. Es un abrazo tímido. No quiere despertarla. La besa en la frente. Le aparta algún que otro mechón de su rostro. La observa pensativo. Es preciosa, se dice. La desnudez de su cuerpo le hechiza. Su silueta es mágica. Incluso dormida tiene algo que la hace única. Recuerdos de la noche anterior vuelven a él...